sábado, 12 de junio de 2010

El órgano de boca en México (trémolo)

El órgano de boca (trémolo) así conocido en México desde hace muchos años, era un instrumento del pueblo.
Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la última década de los años cincuenta, se vendía, no en repertorios musicales, sino en misceláneas, tiendas y papelerías. Fue tan grande su producción que los anaqueles de dichos comercios estaban repletos de esos instrumentos que los cargadores, campesinos, obreros y gente de escasos recursos adquirían para su disfrute personal sin más ánimo que reproducir en ellos las canciones y melodías de moda en esos tiempos.
Aunque no es nada fácil su ejecución, muchos de ellos llegaron a ser muy buenos, poniendo en práctica el dicho popular de qué: "sólo la práctica hace al maestro" sin otro mentor que ellos mismos. Piezas populares ejecutadas con órgano de boca se escuchaban en las cantinas, mercados y pulquerías, cada quién era su propio maestro, no existía alguien fuera del medio popular que estuviera interesado en su estudio. En los círculos sociales eran populares el minuet, el vals y otras composiciones para "gente culta" que eran interpretadas en el piano, mandolina, salterio o violín, ¿quién iba a intentarlo en un pequeño instrumento propio del pueblo y además de muy bajo volumen?
Los repertorios musicales se dedicaban a vender partituras de obras de moda para piano, violín u otros instrumentos.
¿Cuándo o quién descubrió que el órgano de boca era un instrumento de lengüeta libre con capacidad de transportar con su sonido hacia otros planos?
¿Dónde estaban los totorales y los armonicistas? ¿Dónde las tablaturas?
Lo ignoro, lo único que ví, fue a cientos de "armonicistas" (así le llaman ahora a quién toca armónica) sentados en las banquetas o en el interior de una pulquería tocando alguna canción de Pardavé, Lucha Reyes o Jorge Negrete, recordando los corridos revolucionarios sin mayor interés que divertirse.
Con el progreso entró la radio, la televisión y otras diversiones que hizo que unos perdiéramos el interés de aprender y otros de enseñar;sin embargo y a pesar de todo, es posible actualmente encontrar personas a quienes no se les ha olvidado lo aprendido, algunos tienen el instrumento olvidado en el viejo ropero y otros lo tocan de vez en vez para recordar. Creo que hay que seguir buscando en el campo, mercados, en pueblos cercanos y aún dentro de nuestra ciudad a gente que no ha olvidado y está dispuesta a enseñar para que la tradición no se pierda.
Hago a ustedes la aclaración que cuando hablo del trémolo, me refiero única y exclusivamente al caso de México, ignoro qué papel jugó éste en otros países y si en ellos tuvo el mismo carácter popular.
Cuando se ha acercado a mí alguna persona interesada en aprender el instrumento y me pregunta:
¿Cómo comienzo?
La respuesta es la misma, sólo tocando. Si hiciste la pregunta es por que te gusta, y si te gusta, aprende, toca solo, como lo ha hecho nuestro pueblo desde el siglo XIX, sin más maestro que tú mismo.